Esther Lilian Moyano (58 años) posee una discapacidad visual producida por retinosis pigmentaria, una enfermedad hereditaria que afecta a toda su familia de parte de madre. A los 28 años le descubrieron esta enfermedad aunque aún no le había afectado la visión pero hace ya 15 años que le comenzó a disminuir. Tiene tres hijos, dos nietos y una bisnieta de tres meses los cuales ninguno posee retinosis pigmentaria, pero si sus dos sobrinos.
En el año 2008 por intermedio de una fundación pudo averiguar que podía hacer con su enfermedad porque no hay ninguna expectativa de frenar la enfermedad, fue dos veces a Cuba donde la operaron y le hicieron ozonoterapia, después de eso no le ha aumentado la discapacidad. A la persona con retinosis se le va cerrando el campo visual y termina viendo por un tubito, pero Esther tiene una retinosis atípica, ya que su campo visual es amplio pero posee un anillito que le cierra la visión y ve muy turbio, como a través de un vidrio empañado. Tiene fotofobia, por lo que todo lo que es reflejo, mucha luz, el sol, le hace muy mal - Yo la veo a usted, veo que esta moviendo la mano, le puedo ver el rostro, el cabello, no una de una forma definida pero tampoco puedo decir que sea tan solo bulto - dijo. Realiza un tratamiento que es paliativo, toma vitaminas y se hace controles mensuales con el oculista para medir la tensión ocular y respetar su escaso ángulo de visión.
En mayo del año pasado, empezó su rehabilitación en Julián Baquero y hoy gracias a esa decisión anda por todos lados y con mucha seguridad, porque aprendió con el bastón a ser independiente, - después del bastón no sé lo que es tropezar, no sé lo que es un resbalón, me siento “independiente” entre comillas, porque ni la persona que tiene todas las capacidades a full es independiente total - nos comentaba Esther.
Es jubilada hace ya dos años, después de los 45 años las personas con un grado mayor al 70% de baja visión o sordociegos cuentan con una ley que los ampara para poder tener una jubilación, antes percibía una pensión no contributiva. Para contribuir un poco a este sueldo Esther realiza manualidades, rejillas, sal saborizada, envasa hierbas, y antes cuando tenia quien la ayudara hacia escabeches de todo tipo. También cuenta con la posibilidad, las ganas y la voluntad de llevar lo que aprende en el taller de telas del instituto a un futuro microemprendimiento, que ya lo está haciendo, pero todo tiene un reacomodo, - Al tener la baja visión las cosas se hacen más lentas y ya pasó el tiempo de que me llevara el mundo por delante, que había que cumplir horarios, de criar a mis hijos, por lo que en estos tiempos puedo y hago las cosas más lentas y las disfruto más - dijo.
Hoy Esther se encuentra en camino a terminar su secundario, por tratar de rendir su primera materia con todas las posibilidades y con todas las herramientas que tiene una persona con baja visión, la rehabilitación, la parte de la psicología y la parte de la contención familiar y de los profesores, algo que pensó que nunca iba a poder concretar, - a partir del año pasado es como que… me morí y volví a nacer... porque a uno se le va la visión y se le van un montón de cosas, y pensamos que se nos van un montón de cosas y que se nos termina la mayoría y nada que ver… a nosotros se nos terminó la vida, la vida de ver, pero tenemos un lugar donde nacemos a una vida nueva que es la ceguera o la baja visión, con todo a nuestro favor - nos comentó emocionada.
Lara Barea
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